Seguramente si eres mayor a unos 20-23 años recuerdas detalles que normalmente no recuerdas de acontecimientos comunes como por ejemplo el evento ocurrido el once de septiembre de dos mil uno, el ataque terrorista a las torres gemelas de Nueva York (o al menos es lo que nos han dicho que paso).
Pero no sólo ese acontecimiento, seguramente recuerdas donde estabas, con quién, que hacías exactamente al escuchar la noticia y en otros casos aunque tengas recuerdos gratos, la memoria te juega algún tipo de broma y no recuerdas este tipo de detalles o hasta terminas inventando alguna historia para hacer más agradable este momento, si todo esto es cierto, ¿por qué recordamos más los episodios traumáticos?
Al parecer este tipo de situación, tiene una respuesta evolutiva y es que resulta más importante aprender de sucesos que desencadenan la sensación de peligro ya sea por realmente estar en peligro o considerar alguna situación como de riesgo.
Dentro de nuestro cuerpo, hacen efecto tanto como la Noradrenalina como el cortisol, ambas sustancias relacionadas al stress y que actúan preparándonos cuando estamos bajo sus efectos, nuestros músculos se tensan, las pupilas se dilatan, la frecuencia cardiaca y la presión arterial se elevan, nuestros niveles de glucosa se disparan y muchos, muchos cambios más suceden para alistarnos ya sea a pelear por nuestra supervivencia o para emprender la huida.
Resulta comprensible que, si algo puede afectarnos y salimos librados, es de vital importancia que recordemos con detalles todo lo relacionado a estos eventos para en teoría, no repetir los mismos posibles errores en un futuro.
A estas alturas quizá pasa por tu mente que entonces sería bueno estar bajo stress a hora de preparar tus exámenes ¿no? , lamentablemente tu puedes considerar que pasar o no un examen, sea cuestión de vida o muerte pero para tu cerebro no será de esta forma, por lo tanto todo indica que esta no será una buena idea.
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