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lunes, 22 de julio de 2013

Comer insectos "ENTOMOFAGIA"

Escarabajos, hormigas, grillos, chicharras o larvas de abeja son nombres que resultan un tanto incómodos si se asocian a la alimentación en países occidentales pero, en cambio, forman parte de la dieta habitual de países de Asia o África. En el periodo prehispánico nuestros distintos pueblos no solo se alimentaban de muchos de ellos sino que hasta era considerado en algunos casos un manjar digno de los Tlatuanis.
Pero... Crees que esta práctica es exótica? Acaso vale la pena comer insectos? Pues qué crees, El contenido de proteína cruda de varias especies comestibles de insectos es similar a la que contienen los productos de carne convencionales, de acuerdo a un nuevo estudio realizado por la Wageningen University, que añade su granito de arena al asunto de alimentar a humanos a base de insectos.

Muchas regiones de nuestro país conservan y promueven ésta práctica en temporadas de cada especie con fines nutritivos y hasta rituales como es el caso de el estado de Guerrero donde, Todos los años, el lunes siguiente al día de muertos, las comunidades cercanas al cerro del Huixteco, en Taxco, lo escalan para celebrar el día del “jumil sagrado”. Allí, los pobladores buscan jumiles, se los comen y los reverencian. La creencia popular dice que estos insectos son los centinelas que guardan la población, y los únicos que se pueden comunicar con Dios, pues son la reencarnación de sus antepasados. Entre los pobladores de estas comunidades es muy común escuchar la pregunta “¿Trae familia?”, para saber si alguien lleva jumiles.   Las proteínas son el principal elemento de que se constituyen los músculos, la piel, el pelo, las uñas y los órganos internos; en contraparte, la deficiencia proteica provoca anomalías del crecimiento y desarrollo de los niños; en los adultos da lugar a la pérdida de resistencia, debilidad, depresión, mala cicatrización y una recuperación lenta de las enfermedades. 

Por tanto, los insectos pueden constituir una muy buena opción alimentaria no solamente por su contenido de proteínas y abundancia en la naturaleza, sino por otras tantas ventajas: su digestibilidad es elevada, son fáciles de capturar y sin necesidad de refrigerarlos se conservan en buen estado. Además, no pierden su valor nutritivo, puesto que por sí mismos  
generan sustancias antibióticas que los protegen mientras están vivos y, una vez capturados, no permiten su descomposición si se conservan en seco.  La ingesta prehispánica es redactada en el códice Florentino donde fray Benardino menciona la práctica y sus usos medicinales, así que ahora lo sabemos, acudamos a los tíanguis, mercados, comunidades cercanas que ofrezcan la venta de insectos y alimentemonos con nutrientes de gran calidad manteniendo nuestras costumbres vivas y acercándonos a como lo indica la ONU "la comida del Futuro"

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